Al llegar a un restaurante y leer la carta de vinos muchas veces no sabemos qué elegir.
Aquí, cinco consejos para no equivocarse.
La
 carta de vinos fue desde siempre un parámetro para juzgar la calidad de
 un restaurante y al mismo tiempo no se concibe una buena propuesta 
gastronómica sin una buena selección de vinos. Hoy en día, con la gran 
revolución del vino argentino, la oferta de etiquetas creció tanto que 
muchos restaurantes reflejan en sus cartas este crecimiento y a veces 
hay tantas marcas que no sabemos qué elegir. La mayoría están ordenadas 
por bodegas o por cepajes y algunas tienen información adicional como 
añadas, origen o región de procedencia. Aquí, cinco consejos básicos 
para saber qué vino pedir.
1. Seleccionar un vino acorde al menú
Lo primero que hay
 que hacer es saber qué vamos a comer y en función de eso elegir un vino
 acorde al menú. Los manjares suaves van mejor con vinos suaves, 
mientras que los de sabor más fuerte con vinos más potentes; los blancos
 si son jóvenes, frescos y frutados, van muy bien con pescados y 
mariscos, los tintos con carnes rojas y los rosados y espumantes con 
todo. Pero en la cocina moderna, con tantos contrastes y matices, estas 
asociaciones pueden cambiar.
2. Elegir vinos por copa
Si hay una buena selección de vinos por copa lo ideal es acompañar 
cada plato con una etiqueta diferente, así se pueden probar varios 
vinos: uno con la entrada, otro con el plato principal y otro con el 
postre. Lo mejor es empezar con un blanco o rosado, seguir por un tinto 
liviano o de crianza y terminar con un cosecha tardía, espumante o 
bebida espirituosa. También, el vino por copa da la posibilidad de 
elegir por varietal, región o estilos de vinos para cada tipo de plato.
3. La opción de la botella pequeña
Para los que no quieren pedir una botella de vino entera porque es 
mucho, algunas bodegas ofrecen en formato pequeño (187, 375 o 500 ml.) la 
misma gran experiencia que al abrir la clásica botella de 750ml. y cada 
vez más restaurantes las incorporan ya que son ideales para los que 
desean beber un buen vino en su justa medida. Además, son una buena 
opción si hay varios en la mesa y no se ponen de acuerdo en qué vinos 
pedir y a su vez fomentan el beber con moderación.
4. ¿Elegir por precio o por marca?
Si el presupuesto es bajo la elección es más acotada, pero lo 
importante es ir a lo seguro y elegir un vino de una marca que ya 
conocemos o que al menos nos resulte familiar y que a su vez tenga un 
precio intermedio. Generalmente, en los restaurantes, los vinos de 
precio más bajo llevan un recargo de precio mayor que los más caros, por
 eso es mejor optar por un vino de gama media-alta en lugar de un vino 
barato y eliminar las opciones que se salen de presupuesto. 
5. Fijarse en las añadas
Lo mejor es que todos los vinos lleven la añada escrita en la carta, 
en los blancos y rosados, lo ideal es que sean del año o a lo sumo del 
anterior (ya que deben ser jóvenes y de gran frescura) pero en los 
tintos es diferente: los de precio medio con que tengan uno o dos años 
está bien, mientras que los más añejos conviene dejarlos para otras 
ocasiones, ya que hay que saber mucho sobre el vino para pagarlo con 
gusto y disfrutar la complejidad de sabores que el tiempo le dio.
Se trata de un aspecto casi tan importante como una buena comida. Si no estamos a gusto, difícilmente vamos a poder disfrutar del plato. Busca un sitio funcional, espacioso y, sobre todo, cómodo. Casa Marieta me parece es un claro ejemplo de las expectativas
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