Bañado por las aguas del Golfo de
México, en una pintoresca bahía de la península de Yucatán, se encuentra el
histórico puerto de Campeche, que en un tiempo viera nacer a los marinos más
intrépidos de América y los más hábiles constructores de embarcaciones. La
oficialidad y los marineros bajaban a tierra y apagaban la sed en las puertas
de las tabernas o en los portales de la plaza principal. En aquella época se
bebían vinos, licores y alcoholes sin mezclar. Alguna vez se tomaba ron,
aguardientes u otros alcoholes, que eran bebidas compuestas preparadas en un
vaso de vidrio grueso donde lentamente se revolvían los ingredientes con una
cuchara.
Es en una de esas playas del puerto mexicano, el barman que servía empleaba para preparar sus bebidas, en vez de cucharas o palillos, las raíces delgadas, finas y lisas de una planta que allí llamaban, por su forma particular "cola de gallo". Los marineros ingleses, al ver el mozo revolver las bebidas con la raíz de marras, para ellos extraño, le preguntaron qué era, a lo que él contestó "cola de gallo" o sea en inglés "cock-tail". En adelante le pedían "cocktails”.
Es en una de esas playas del puerto mexicano, el barman que servía empleaba para preparar sus bebidas, en vez de cucharas o palillos, las raíces delgadas, finas y lisas de una planta que allí llamaban, por su forma particular "cola de gallo". Los marineros ingleses, al ver el mozo revolver las bebidas con la raíz de marras, para ellos extraño, le preguntaron qué era, a lo que él contestó "cola de gallo" o sea en inglés "cock-tail". En adelante le pedían "cocktails”.
Otra interesante versión sitúa como descubridores del "cocktail" un pueblo del lejano oeste, en los tiempos ya distantes de la fiebre del oro: Un tabernero de la localidad donde numerosos parroquianos acostumbraban a reunirse para apagar su sed con algo que no fuese precisamente agua, poseía además numerosos gallos de pelea, entre los cuáles se encontraba uno que sostenía el título de campeón. Cierta vez se corrió la noticia que desde una comarca lejana llegaba a la localidad otro poseedor de gallos de pelea, entre los cuáles traía uno que era famoso por sus hazañas. La expectativa se fue incrementando hasta que llegó el día en que los dos rivales se enfrentarían. Todo el pueblo concurrió a presenciar el singular encuentro. Después de varias alternativas en las cuales la suerte perecía inclinarse por uno u otro rival, el gallo del tabernero dio cuenta de su contrincante. La lucha había sido tan intensa que del orgulloso vencedor, sólo quedaba las plumas de la cola. El tabernero, deseando festejar el triunfo, ordenó a su hija preparar la bebida habitual para invitar a todos los presentes. La hija del tabernero no encontró stock suficiente de un solo producto y optó por mezclar varios. Cuando estuvieron listos, se brindó por la cola del gallo vencedor, que era lo único que había quedado indemne. No tardaron en darse cuenta que lo que saboreaban era algo nuevo, que nunca habían probado antes. La bebida les resultó de tal manera agradable que, para distinguirla, en lo sucesivo resolvieron denominarla "cocktail", o sea, cola de gallo, en homenaje al bravo vencedor
Aunque
tragos similares a lo que hoy conocemos como cóctel datan del siglo XVI, estos
se hicieron populares a partir del 1920 en Estados Unidos. Su popularidad se
debió a la llamada ley seca, cuando se prohibió la producción de alcohol, y las
bebidas que se conseguían “ilegalmente” eran de dudosa calidad y gusto. Debido
a esto, los barman comenzaron a mezclar el alcohol con jugos y otras bebidas
para mejorar (o enmascarar) su sabor. Luego el cóctel perdió su popularidad,
sobretodo fuera de los Estados Unidos para, ya hace unos años empezar nuevamente un
resurgimiento asombroso de la mano de la gastronomía.